jueves, 30 de septiembre de 2010

Procurando no olvidar




“La ira no nos permite saber lo que hacemos, y todavía menos lo que decimos” (Arthur Schopenhauer)


“Cuando te inunde la alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine la ira, no escribas ninguna carta” (Proverbio chino)

“He aprendido el silencio a través del charlatán; la tolerancia, a través del intolerante, y la amabilidad, a través del grosero”
(Khalil Gibran)


“Aferrarse a la ira es como agarrar un trozo de carbón candente con la intención de arrojarlo contra alguien. Al final eres tú quien se quema” (Siddhartha Gautama)



No hace mucho, recomendaba a una persona querida que pensase en estas frases cuando le invadiese la ira. Lástima que no me las hubiese aprendido de memoria y puesto en práctica.

Vivimos instalados en la prisa, en la inmediatez, no queremos que nada se demore, ni siquiera nuestra respuesta ante las emociones que nos suscitan los demás.

Ya lo decía mi madre: las prisas no son buenas para nada. Y eso, aplicado a los conflictos emocionales, es una verdad como una catedral de grande. En la mayoria de las ocasiones, con tan solo retrasar 24 horas la respuesta, los conflictos se resolverian de un modo positivo o al menos, con menos daños.
Esa pausa nos ofrece la posibilidad de revisar el conflicto, de verlo desde otra perspectiva y asi valorar si nuestra respuesta es proporcional. Tengo que recordarlo para la próxima vez.


Otra frase que no deberia olvidar es:
“Lo contrario es lo conveniente”
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En momentos de crispación, si aportamos la misma energía que nuestro oponente, sólo lograremos doblar la negatividad y en lugar de solucionar el problema, lo estaremos empeorando. En cambio, si decidimos apostar por la emoción contraria, podemos revertir la situación.

Aún me queda mucho por aprender
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jueves, 23 de septiembre de 2010

Ella y yo


Ilustración: N.Rockwell

Creo que desde siempre ha estado a mi lado, aunque últimamente su presencia es más constante, más palpable.
En los malos momentos siempre encuentro su consuelo y en los buenos... bueno para los buenos momentos valemos todos, pero también está ahí.

A veces risueña, a veces taciturna; casi siempre conversadora incansable, aunque cuando calla sus silencios son notables. Siempre accesible.

Crítica implacable, en algún momento despiadada. Reconozco que me ha hecho llorar.

Casi siempre positiva, sobre todo con los demás.

Fuerte, tenaz, terca como una mula, si algo le preocupa no ceja hasta hacermelo saber, aunque me quite el sueño; eso a ella le tiene sin cuidado.

Sensible y en ocasiones romántica; algunas veces le gusta tararearme canciones o me sorprende con un poema o un cuento aprendido en algún lugar, en algún momento. Evocadora y a ratos nostálgica.

Confieso que la he tenido olvidada en algunas épocas de mi vida y apenas la hacia caso, pero como las buenas amigas, ella nunca me olvidó y, en silencio, siempre estuvo a mi lado, consciente de que otras personas y otros quehaceres más importantes ocupaban todo mi tiempo.

Y en el camino de la vida nos volvimos a encontrar. Aprendí a quererla tal cual es y a escucharla un poquito más. Sé que ella siempre me quiso tal cual soy y nunca dejó de escucharme.

Me gusta conversar con la mujer que siempre va conmigo.


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jueves, 16 de septiembre de 2010

No seré complice


Se peinó hacia atrás, con el cabello recogido en una cola de caballo bien tirante, antes de vestirse con esfuerzo, intentando no moverse demasiado para evitar el dolor en las costillas. Él solía poner mucho cuidado en golpearla sólo en aquellos lugares de su cuerpo donde las señales quedasen ocultas por la ropa, pero eso era antes. Los últimos seis meses había dejado de ser tan cauto y la había agredido en la cara varias veces.
Pese a todo, lo peor no eran los golpes. Era tener que vivir siempre a la sombra de los azotes, vivir a la espera de la próxima vez, el próximo puñetazo. Su crueldad era terrible, pues él era bien consciente de su miedo y jugaba con él. Alzaba la mano para asestarle un golpe, pero luego la dejaba caer despacio convirtiendo el gesto en una caricia acompañada de una sonrisa. A veces le pegaba sin motivo aparente. Así sin más. Aunque por lo general, no necesitaba ningún motivo, sino que, en medio de una discusión sobre lo que iban a comprar para la cena o sobre qué programa de televisión iban a ver, el puño de Lucas salía disparado contra su estómago, su cabeza, su espalda, o cualquier otro lugar que se le antojase. Después, sin perder el hilo ni por un instante, seguía con la conversación como si nada hubiese sucedido, mientras ella yacía en el suelo hipando para recuperar la respiración. Era el poder lo que le causaba satisfacción.

Fragmento de "La princesa de hielo" de Camilla Läckberg
Día a día los informativos nos dan constancia de un incesante goteo de muertes.
Día a día muchas mujeres, y algunos hombres, malviven bajo el yugo del terror que les imponen aquellos a los que una vez amaron.

Observo como poco a poco nos vamos acostumbrando a este lamentable hecho, como la indiferencia se apodera de nuestra sociedad y como la indignación decrece.
Será que tenemos tantos problemas en los que pensar, que este nos parece un mal menor; tal vez es porque no se trata de nuestras madres, de nuestras hermanas o nuestras hijas... tal vez sea eso

viernes, 10 de septiembre de 2010

Bon Scott



Me preguntaron si quería un gatito de una camada abandonada y yo contesté que, además de no poder atenderlo, los gatos no me gustaban ¡ Lo que hace la ignorancia!

Aún así el gatito llegó a casa de los brazos de mi hija, ella y su pareja habían decido adoptar uno.
Llegó con los ojitos cerrados y aún con el cordón umbilical; poco tiempo pudo estar el pobre con su madre.
De nuevo llegaron a casa los biberones, las tomas- y su reclamo- cada tres o cuatro horas, los pises imprevistos ... y, por supuesto, la caída de "baba" de cuantos estamos a su alrededor.

De inmediato este pequeño granujilla se canjeó todo nuestro cariño y atenciones.
Es un saquito de caricias, tanto para darlas como para recibirlas; parece mentira que un@ se pueda encariñar tanto con un animalito.
Estamos deseando volver del trabajo para encontrarnos de nuevo con él y participar de sus aventuras y del descubrimiento del mundo que le rodea. Todo son anécdotas.

Y sé que mis amigas se reirán cuando lean esto: No es mio, soy solo su abuela/canguro y tan solo puedo disfrutarle cuando sus amos no pueden (que por cierto, es mucho tiempo)

Os presento a Bon Scott (el nombre que le han dado sus dueños) o Miu (el nuestro, porque nos hace gracia que no diga miau, como se supone ha de decir, sino miu); me apetecia que le conocierais y compartir con vosotr@s mi entusiasmo por este pequeñajo. Y es que la felicidad esta hecha también de estos pequeños-grandes- detalles.

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