
Las relaciones con los demás nos aportan muchos beneficios, pero también implica que pueden surgir conflictos y enfrentamientos que nos provocan daño y sentimientos tan negativos como el rencor, la rabia o la agresividad.
El perdón es la única manera de liberar esa rabia y volver a sentir la serenidad y la paz interior.
Seguramente el motivo más importante para perdonar somos nosotros mismos.
Cuando nos aferramos al daño que nos han producido otros dejamos de ser dueños de nuestras emociones y de nuestra vida; todo el tiempo que pasamos enfadados o con resentimiento es tiempo de nuestra vida que estamos perdiendo. Perdonar nos libera de la esclavitud que genera en nosotros las actitudes o comportamientos de otras personas, mientras estemos enfadados con alguien nuestro cerebro dará una respuesta de estrés ,lo que nos mantendrá en un estado de tensión innecesaria.
Pero perdonar, a veces se hace difícil , también tiene sus enemigos:
Uno de ellos es la incapacidad de dar el primer paso, tal vez fruto de una cierta rigidez emocional, del orgullo y de la falta de empatia, que lleva a la persona a pensar que deben ser siempre los demás los que han de pedir perdón.
El pensamiento que dice que si perdonamos a partir de entonces todo seguirá como si no hubiese pasado nada,pero perdonar no significa seguir igual con esa persona que nos ha dañado o mantener una misma situación. Podemos perdonar y decidir que no queremos tener a esa persona más en nuestras vidas; dejarla marchar, pero con nuestras emociones hacia ella limpias.
Podemos perdonar y poner límites o podemos perdonar y dejar que las personas que hayan hecho algo mal acepten su responsabilidad.
Otra de las cosas que nos impiden perdonar de verdad es no permitirnos la rabia o la agresividad. Hay que aceptar el dolor que nos ha producido la ofensa y reconocer que nos han lastimado, porque si justificamos la conducta, reprimimos la emoción o no nos permitimos ser conscientes de que alguien ha hecho algo mal, entonces será imposible el perdón porque... ¿cómo vamos a perdonar a alguien si no ha hecho nada mal? ¿qué perdonamos?
A veces la persona más difícil de perdonar somos nosotros mismos, por lo que dijimos o callamos, por lo que hicimos o dejamos pasar ; cargandonos en ocasiones con el peso de la culpabilidad y negandonos toda benevolencia para con nosotros mismos.
Seguramente la mejor opción es la que opta por que dejemos de pelearnos con la vida, aceptemos las cosas que ocurren, aprendamos de cada una de ellas, también de las caídas más allá si la responsabilidad es nuestra o de los demás, perdonemos y seamos así libres para transitar el camino de nuestra evolución y nuestra felicidad.
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