Acababa de abrir la puerta de mi casa, de vuelta del trabajo, y mi teléfono sonó. Era mi marido. Me pidió que pusiese la tele, algo grave estaba sucediendo en N. York; según había escuchado por la radio una avioneta se había estrellado contra una de las torres gemelas. Conecté la tv y llena de asombro y perplejidad, fui relatandole lo que veía y lo que comentaban los presentadores, en ese caso de Antena 3, y de repente, sucedió. Otro avión se estrelló contra la otra torre; lo pude ver en directo y así narrarselo a mi marido, conmocionada por lo que estaba viendo y consciente de lo que ello suponía. Ya no se trataba de un simple accidente, era mucho más.
Mi marido puso camino a casa y durante el resto de la tarde no pudimos despegarnos de la televisión, asistiendo con horror a la posterior caída de las torres y a las nuevas informaciones que no cesaban de llegar.
Creo que si nos preguntan a quienes asistimos, de una manera u otra, a los acontecimientos en torno al 11-S, todos podriamos hacer un relato más o menos detallado de cómo esas horas . Fue tal el impacto emocional, que aún diez años después sigue nítido en nuestra memoria. Difícil de olvidar.
Emociones como la ira, el odio, la rabia; sentimientos como la venganza, la xenofobia , el rechazo surgieron o se acrecentaron en much@s personas, pero también pudimos ver y sentir como la humildad, la amistad, la cooperación, la generosidad,el sacrificio, el altruismo...se abrieron camino. Tal vez todos tuvimos un poco de cada ¿quién es perfecto?
Para mi, lo importante una década después es analizar ¿qué hemos aprendido y que sentimientos predominan en nosotros después de semejante tragedia?
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