domingo, 30 de mayo de 2010

Hienas casi humanas


Llegan sigilosas, por la espalda, con una palabra siempre amable, halagadora, y ojos golosos, seductores... con la dentellada siempre a punto.

La guardia siempre en alto. Atentos al peligro. Pendientes de su sombra. Porque cuando muerden a su presa ya no la sueltan hasta que la destrozan, sin ninguna piedad.


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sábado, 22 de mayo de 2010

Eres... únic@


Me miro en el espejo.

No soy la más guapa, tampoco la más fea; no soy ancha ni estrecha, seguro que no soy la más alta, pero bajita tampoco. Puede que mis ojos no sean los más bellos, pero tienen su chispa... Soy única, para bien y para mal. Y como todo lo que es único es especial, pues yo soy especial.


Frente al espejo.

Arriba la autoestima. Dedicate quince minutos al día. Mirate una vez, dos, tres, las veces que quieras; quince minutos dan para mirarse unas cuantas veces.
Éste es tu cuerpo y es@ del espejo eres tu. Es tu mayor propiedad, lo realmente intransferible.
Mirate con cariño e irradiarás armonía, la clave de la atracción.
Sientete orgulloso de todo lo que de bueno tienes y date un poquito de tiempo con las pequeñas imperfecciones, también son tu y también llegarás a amarlas.

Vístete de ánimo.

Abre tu armario y escoge con detalle tu vestuario.
Combina prendas y complementos según el estado de ánimo que te apetezca tener. Los colores también influyen en las emociones: el rojo estimula, el verde activa de forma relajada, los oscuros reducen el ánimo...

Un poco de música.

Pon tu música favorita, una canción que te anime, una melodía que te relaje o aquella que te pone las pilas.
Las palpitaciones de nuestro corazón y la respiración tienen ritmo.
Decia Nietzche que "sin música la vida sería un error".

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lunes, 10 de mayo de 2010

La envidia



Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, y la serpiente no pensaba desistir.
Huyo un día, y ella no desistía, dos días y nada...En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- No he tenido este precedente con nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar...
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No
- ¿Yo te hice algún mal?
- No
- Entonces, ¿Porqué quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar...



Es probable que en alguna ocasión nos hayamos preguntado cuál es el motivo por el que algunas personas nos convierten en el blanco de sus envidias, sin que nosotros sintamos que hemos hecho nada por merecer sentimiento tan negativo.

El psicólogo y psiquiatra español Enrique Rojas aconseja: "los que se sientan blanco de envidias de compañeros de trabajo, de estudio, vecinos, amigos y hasta de familiares, deben saber que lo más importante es preservarse, no exponerse a situaciones que provoquen y agudicen ese sentimiento; entender que el envidioso no puede dominar lo que le pasa, es una situación que le genera sufrimiento e insatisfacción "

Con un poco de empatia no es difícil comprender al envidioso y sentir cierta tolerancia por sus malsanos sentimientos, pero no siempre es fácil estar a salvo de la envidia que podemos provocar en el otro; entre otras cosas, porque no es fácil descubrir al envidioso, que a menudo se camufla en una apariencia amable y cariñosa delante nuestra, pero que a la vuelta, nos "apuñala" sin piedad.

La envidia nace de un sentimiento de carencia, que puede ir desde la belleza, el amor, el éxito, los bienes materiales, la fama... por eso una persona puede ser hermosa, acaudalada, exitosa y sin embargo sentir envidia.

El filósofo español Miguel de Unamuno sintetizó este sentimiento con crudeza. "La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual".

Más de una vez he escuchado(y puede que hasta dicho)la expresión:" tener envidia sana" , para mi es una confusión con la admiración; sentimiento muy distinto, porque quien admira se alegra de los éxitos ajenos, pero quien envidia se alegra de los fracasos ajenos y padece los éxitos de aquellos a los que envidia.

Es lamentable que muchos prefieran escuchar nuestras frustraciones, nuestras penas y sinsabores antes que nuestros éxitos; imagino que es una forma de consolarse de la propia decadencia, porque siempre va a ser más fácil superar a un fracasado que a un exitoso.


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