domingo, 10 de junio de 2012

Raíces


 


No pensamos en las raíces cuando somos jóvenes. Es hacia la cuarentena cuando ellas se acuerdande nosotros. Cuando no se puede contar ya con el impulso y la fogosidad de la juventud, cuando la energía empieza a faltar y la belleza se borra imperceptiblemente, cuando echamos cuentas de lo que hemos hecho y de lo que hemos dejado pasar, entonces nos volvemos hacia las raíces y tomamos de ellas, inconscientemente, nuevas fuerzas. No lo sabemos, pero nos sostenemos en pie gracias a ellas.

Poco a poco se van infiltrando bajo nuestros pies, al principio son pequeñitas, ligeras, tiernas, pero muy porosas, absorben todos los nutrientes: cada detalle, cada gesto, cada nueva enseñanza, todas las caricias y los abrazos; las pequeñas frustraciones también las nutren, los sies , lo noes...
El esfuerzo diario, la alegría, la tristeza, la lucha, la duda, los aciertos, los errores, los amores, los desamores, los afectos, las emociones, la autoestima, la empatía, las metas conseguidas, los sueños malogrados... son raices que profundizan, que nos ayudan a conformar lo que somos. De ellas obtenemos el sostén, la fuerza, la energía para seguir adelante.  

Fragmento de " Los ojos amarillos de los cocodrilos"  Katherine Pancol

2 comentarios:

Pluvisca dijo...

Anda que gracia!!! yo también me fijé en ese fragmento y lo publiqué y es que da mucho para reflexionar y creo que es de lo más real.

¿Te gustó el libro? Yo lo leí hace unos meses.

Besinos guapa

Carmen dijo...

Hola, Pluvisca

¿Seguro que publicaste esta frase? No me ha parecido verla; se me habrá pasado.

Sí, me enganchó y ahora estoy con el segundo libro y el tercero en espera :D

Así es, invita a la reflexión

Un beso