sábado, 13 de diciembre de 2008

Compañeros de vida


El amor sano y constructivo no acepta ni exige una absorción por el otro, sino que espera compartir experiencias que amplíen las posibilidades de desarrollo personal.

No sobreidealiza ni acepta incondicionalmente, sino que pretende una relación de mutua ayuda y ajuste.

No provoca dolor ni incertidumbre, sino una intensificación de la alegría de vivir.

No es accidental ni incontrolable, sino construíble y mejorable.

Cuando realmente se ama, el otro no es imprescindible aunque sí muy importante; se puede existir sin él pero se prefiere hacerlo junto a él. En verdad, sólo se puede vivir en pareja cuando se es capaz de vivir solo.

1 comentario:

Pluvisca dijo...

Me gusta este escrito, creo que te lo dije un día.

Lo que es cierto es que si no nos valoramos no podemos compartir ni crecer con otra persona.

Un besin