domingo, 28 de diciembre de 2008

El placer de las pequeñas cosas


Durante la primera parte de su vida, el filósofo Nietzsche se dedicó a divulgar su convencimiento de que no existe lugar para la felicidad en esta vida ("ilusiones del individuo") sino sólo para "huir de los innumerables males de que está sembrada".

¿Qué pasó para que cambiara de idea? Se dice que fue durante su estancia en una casa de campo de Sorrento, en la bahía de Nápoles: "Y mientras nadaba en el Mediterráneo, comía alimentos cocinados con aceite de oliva en lugar de mantequilla, respiraba aire cálido y leía a Montaigne y a Stendhal, Nietzsche fue modificando gradualmente su filosofía del dolor y el placer" explica Alain de Botton.

Nietzsche lo dijo con sus propias palabras: "Estas cosas pequeñas (alimentación, lugar, clima, recreación) son inconcebiblemente más importantes que todo lo que hasta ahora se ha considerado importante"

2 comentarios:

Tita dijo...

Jajajaja, genial post Carmen, eso es lo que suele pasar cuando no se tiene sol cada día, ni aceite de Oliva, ni el glorioso JAMÓN....ese cachito de felicidad disfrazado de trozo de cerdo curado jajajaja, me ha encantado, sobre todo la foto!!!

Un beso

Pluvisca dijo...

La foto...me parece a mi que era de mi cosecha...jajajaj

Totalmente de acuerdo, las pequeñas cosas nos hacen felices...

No te empaches dejamón...

Besitos