sábado, 9 de enero de 2010

Hombres y mujeres, y viceversa


Hay pocas cosas más enriquecedoras que el amor compartido con la pareja. Y, sin embargo, hemos de reconocer que, en general, nos cuesta entendernos; nos resulta harto complicado descifrar el mundo afectivo de hombres y mujeres, porque tendemos a pensar, y actuar, como si ambos mundos fuesen iguales o al menos,similares.

La mujer es más abierta en sus afectos, está acostumbrada a expresarlos en público. Los hombres, debido a la educación recibida durante generaciones son mucho más cerrados a la exposición de sus afectos, tienen más miedo que la mujer a la intimidad, pero también tienen la necesidad de compartir sentimientos y pensamientos.

Como dice M.Jesús Álava en su libro Amar sin sufrir "Los hombres y las mujeres tenemos pocas cosas en común: nuestra sensibilidad, nuestra sexualidad, nuestras necesidades, nuestra forma de vivir son distintas. Por eso, uno de los principales problemas que surgen en las relaciones es que las mujeres pedimos a ellos que sientan y reaccionen como hacen ellas, y los hombres les piden a las mujeres que se comporten, piensen y analicen como si fueran hombres"

A menudo nos preguntamos (y le preguntamos) qué es lo que busca en nosotros, qué es lo que esperamos de el/la otra.


La mujer espera que él la escuche, que la acompañe, pero no que intente resolverle los problemas, porque ella misma (si su autoestima está bien) se siente capaz de resolverlos.

No necesitamos a alguien que sea igual a nosotras, que opine y haga lo que hacemos nosotras, sino a alguien que nos complemente.

Buscamos a alguien que nos quiera,que nos proporcione afecto y seguridad emocional.

Necesitamos saber que podemos confiar en esa persona y que está dispuesto a compartir.

Nos gusta alguien tierno en la cama, que disfrute y nos haga disfrutar desde la caricia hasta el orgasmo.

Los hombres necesitan sentirse admirados y valorados por su pareja.

Al hombre le cuesta mucho "leer entre lineas" (algo que las mujeres dominamos) Ellos son más de "ir al grano". Por eso espera que la mujer le diga qué es lo que espera y necesita de él. Quiere que la mujer le pida cosas que él pueda darle, no aquellas que son inalcanzables par él.

Desea que la mujer le valore por lo que es, no por lo que a ella le gustaria que fuese (Ser sinceras ¿cuántas de vosotras, pasado un tiempo, no tratais de "hacer reformas"?)

La dependencia les asfixia; como a la mujer,les gusta ser respetados en su libertad.

El hombre necesita ser deseado y poder satisfacer completamente en el terreno sexual a la mujer. Para él, el sexo es fundamental, indicador de que existe una buena relación de pareja. Le gusta tomar la iniciativa, pero también le excita que ella tome la iniciativa como sinómimo de que le desea.


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11 comentarios:

FABIA dijo...

Pero en el amor y la conviencia, se aprende como casi todo en la vida, puede que dependa tambien del empeño que pongamos en ello. Merece la pena iintentarlo ¿no?. Besinos.

Reflexiones de Emibel dijo...

Poco más que añadir a lo escrito, Carmen.
Pienso que la madurez emocional ayuda a la conivencia en pareja, al menos a mí me ha ayudado.
Lo bonito es ir creciendo con tu pareja en todos los aspectos: afectivo, sexual, social.
Aunque no me gusta hacer diferencias de sexos tengo que reconocer que tenemos necesidades diferentes compartiendo algunas comunes.

Un besito, cielo y, ya sabes, a reflexionar.

emilio dijo...

Que razón tienes...
Que te voy a contar que no haya dicho antes Emibel, pues eso, que somos diferentes, pero tan complementarios, que es una gozada.

Un abrazo.

Pluvisca dijo...

Compartir, la complicidad, la escala de valores, todo eso puede unir a un hombre y a una mujer.

Precisamente que seamos diferentes en tantas cosas, hace que nos complementemos y que nos atraigamos...sino...¿que me disces tu del misterio y de la seducción?

Hay que aprender cada dia un poquito mas y sobre todo, comprender y amar.

Un abrazo

Flautista de Neón dijo...

Sólo voy a recalcar dos aspectos que considero de gran importancia:

Un hombre y una mujer, deben complementarse, nunca intentar ser iguales.

Un hombre y una mujer, deben quererse, pero cada uno ser individual, independiente, bajo el mismo techo, con todo respeto, en perfecta asociación.

En esto está, a mi entender, la clave del saber convivir y compartir.

Y qué difícil es llevarlo a la práctica !!!

Un abrazo, Carmen.

Paco Mira dijo...

El amor es el motor de la pareja la convivencia es el enemigo.
La convivencia es lo más complicdo en una pareja, el día a día va mimando, si a esa pareja se le añade el extra, cuando el dinero no entra por la puerta el amor salta por la ventana.
Y a la pareja se siguen añadiendo extras llegada de hijos que trastocan las relaciones afectivas, si la familia politica le añade el pergil a la relación, todo esto va condicionado la relación entre una mujer y hombre, donde cada cual busca su espacio dentro de la pereja pero todo este coctel lo hace complicado, por supuesto de todo hay en la viña del señor parejas que cuando más dificultades más reforzdas salen gana en beneficio del hombre y de la mujer.
La educación pesa en las relaciones, pero pregunto educamos a nuestros hijos con diferencias los varones tienen una personalidad masculina impuesta un poco por el entorno y la mujer una personalidad femenina, buscamos la igualdad lo conseguimos de vez en cuando saltan las chispas de la sociedad machistilla y la sociedad feminista.
Los medios de comunicación les interesa resaltar lo extremos desgarciadamente entre las diferencias de hombres y mujeres, lo que esta un claro que un hogar donde trabajan los dos, la carga más pesada la lleva la madre, por mucho que el hombre ayude palabra equivocada, el hombre debe compartir todo, todo. Es más comodo ayudar y la mujer al final es quien se ocupa cuando los nenes estan enfermos por ejemplo cuando hay niños pequeños.
Un abrazo.

Gritarle al viento dijo...

No quiero entrar en una gran discusion, pero lo que dices es muy relativo, ni todo los hombres ni todas las mujeres son iguales

amen de su genero, por que cada ser humano es unico e irrpetible, cada ser humano se va formando como persona idependiente y la pareja debe ser otro aprendisaje totalmente diferente

Te leo, te sigo

un besote

Contrapunto dijo...

Cada persona es un mundo, sea hombre o mujer,
En mis 40 años de matrimonio, hemos
aprendido a respetar cada uno su espacio,
a aceptarnos tal y como somos sin intentar cambiarnos,
aunque la pasión se va mitigando, nos tenemos cariño,
nos divertimos, apoyamos y deseamos seguir así,
viviendo a lo ancho y todo lo largo que podamos.

Carmen dijo...

Hola Fabia,

En las relaciones de pareja hay mucho que aprender, siempre que se esté dispuesto al aprendizaje. Lo peor es darlo todo por hecho, todo por sabido y dejar de enriquecerse y crecer como pareja.

Un beso.

Emibel,

Lo mejor, sin duda, es ir madurando a la par y apoyandose mutuamente en esa tarea, porque el resultado es una convivencia más satisfactoria y duradera.Suelo decir que "hay que regar el jardín todos los dias"

Un beso, guapa.

Emilio,

No todas las diferencias tienen que tener el carácter de incompatibilidad, algunas resultan ser complementarias; tan solo hay que averiguar cuales son y comunicarlas, algo de lo que adolecen no pocas parejas.
Me gusta tu comentario... me gusta que me den la razón jajaja

Un beso.

Pluvisca,

Es de "tontos" negar que, a pesar de que todos deseamos amar y ser amados, compartir nuestra vida con la persona querida... hombres y mujeres expresamos de diferente manera el amor y los afectos.
Y cuanto más sepamos, más ganará nuestra relación ¿verdad?

Un beso.

Flautista,

Pienso igual que tu. No hay que empeñarse en buscar igualdades donde hay diferencias, solo hay que tratar de "descifrar" nuestro mundo afectivo( que a veces no conocemos muy bien) y el de nuestra pareja y buscar la complementariedad.

Y por supuesto aprender que en la pareja uno más uno son siempre dos, no uno. Cada cual ha de tener su espacio propio y respetar el de su compañero. Y, por descontado, dejar un espacio común donde compartir.

Un beso.


Merl,

De acuerdo en que el motor de la pareja es el amor, pero no creo que la convivencia sea su enemigo, ni siquiera los problemas y mucho menos la llegada de los hijos.
En cambio si creo que uno de los mayores enemigos es la falta de comunicación.
Percibir diferencias, cosas que no nos gustan y callar , y a veces interpretar a nuestro modo.

Sí creo que la sociedad no educa aún por igual a los niños y a las niñas. Todavia queda un largo trecho por recorrer, aunque creo que estamos en camino.
Pero a las diferencias que me refiero no son las que nacen de la sociedad, aunque de alguna manera influyen, sino las que nacen de la diferente naturaleza de ambos y que son innegables.

Un beso.

Bienvenida Gritarle al viento, me agrada que me sigas, pero me agrada más tu comentario.

Yo no pienso discutir jajaja :) tan solo expongo mi opinión; cada uno tiene la suya, que yo respeto, por supuesto.

Totalmente de acuerdo, cada ser humano es único y nuestra forma de pensar, sentir y actuar es única.
He tratado de darle un tono generalista al post, aunque tal vez no he sabido expresarlo así.

Diré mejor que A VECES, hombres y mujeres nos cuesta entendernos, porque ignoramos "el mecanismo" que lleva al otr@ a pensar y sentir de ese modo.
Querer saber,entender, conocer más es acercarse para relacionarse mejor.
Luego, cada pareja es un mundo y construye su mundo.

Un beso (si tienes blog me gustaria visitarte)

Contrapunto,

Estupendo. De ese modo entiendo también yo cómo ha de ser la relación de pareja. En mi caso son solo 34 años y ese cariño es amor.

Un beso.

Azul. dijo...

Está claro que hombres y mujeres somos diferentes, aunque no todos los hombres sean iguales ni las mujeres tampoco. Pero la estadística está ahí y creo que no se equivoca. La clave está en complementarnos, en aceptar al otro tal y como es. Ya se que tengo que explicarle "claramente" aquello que quiero y deseo, pues lo hago y ya está. Y yo agradezco cuando se molesta en "leerme" sin apenas decir nada...

La convivencia enriquece y, sobretodo es más fácil cuanto menos egoistas somos y más estemos dispuestos a dar, sin "medir" lo que nos da el otro.

Un abrazo, Carmen.

Tita dijo...

Me has recordado que el otro día visité a mi santo en el trabajo (público por otra parte) y aunque estaba en el descanso, y delante de más personas, no dejó de achucharme. Sería la ilusión del bebé. Me sorprendió, es muy cariñoso, pero siempre había mantenido la distancia en el trabajo.

Se ve que la edad nos va liberando de lo que no es importante.