sábado, 24 de enero de 2009

El espejo del tiempo.



A veces me pregunto ¿ dónde fueron a parar todos esos guiños que hice con la vida ?

¿ Dónde quedaron escondidos tantos proyectos de futuro?

¿ En qué rincón dejé olvidados aquellos sueños tejidos tan pacientemente con hilos de esfuerzo, tesón y voluntad?

¿ En qué baúl encerré tantas promesas incumplidas?

Tal vez nuevos guiños, nuevos proyectos, nuevos sueños y promesas sustituyeron a aquellos otros. Tal vez.

Más, hay momentos en que resulta inevitable hacer un balance con la vida ; revolver en la memoria dormida o adormecida, según convenga, y situar cada situación, cada instante , cada sueño o meta, cumplida e incumplida, en la correspondiente casilla del debe o del haber; tratando de encontrar, al menos, el equilibrio.

El tiempo, a veces amigo y a veces enemigo,me ayuda dandome la perspectiva de lo acontecido , haciendome valorar los logros y poniendo paños calientes sobre las derrotas; pero también me enseña su otra cara: la de sus prisas por llegar , la que me lastra el recorrido y no me permite retroceder, la que me empuja por los caminos de la vida, aún a veces en contra de mi voluntad.

Un tiempo para el que siento necesidad de crear nuevos sueños, nuevas metas, nuevos proyectos que aligeren mi paso.
En ello estoy, aunque no me está resultando nada fácil. Quizás tenga que encontrar primero el camino de salida del laberinto.
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2 comentarios:

Pluvisca dijo...

El presente nos llama cada mañana, no podemos retroceder, solo nos hace falta dejarnos fluir y desinhibirnos, aparcar el control, trasgredir un poco...

¡¡¡Tu puedes!!!

Un abrazo

Teresa

Valentina dijo...

Que buena etiqueta, "ajustes", ajustarnos como un televisor hasta que se vea bien la "imagen", la que tenemos de nosotros mismos en nuestro interior.
Todos tenemos cosas que pasado el tiempo nos parece, dejamos por hacer, y otras que no llegaron y seguimos esperando. Creo que la vida es así. No siempre se está en disposición de aprovechar o saber ver las oportunidades.
Saldrás de tu laberinto, y habrás aprendido más de ti. Yo aprendo siempre algo, cuando te leo.

Un abrazo.