jueves, 7 de mayo de 2009

Escuchar


Para una buena comunicación es primordial saber escuchar.

Escuchar no es oir, es prestar atención a lo que se oye; y no es cuestión de inteligencia sino de habilidad y esfuerzo.
Con el oído se nace, la escucha se hace.

Ninguna técnica de comunicación, por muy sofisticada que sea, es capaz de transmitir lo que la otra persona de verdad quiere comunicarnos si no somos capaces de permanecer en silencio, sin interrumpir, escuchando y reflexionando sobre lo que nos esta contando.

Churchill decía que "se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho más para sentarse y escuchar"

La escucha ha de ser activa, prestando atención no solo a lo que el interlocutor nos dice con sus palabras, sino también a lo que nos transmite con su cuerpo (mensaje no verbal)

Hay muchos obstáculos que dificultan la escucha activa, como son:

La ansiedad, que se genera en el oyente cuando está más preocupado por sí mismo, por cómo es recibido o por lo que va a responder

La superficialidad, manifestada sobre todo en la dificultad a pararse en los sentimientos de los demás. Se tiende a generalizar o a huir de los temas más comprometidos a nivel emotivo. No se personaliza la conversación.

La tendencia a juzgar, a imponer inmediatamente las propias ideas y decir lo que es justo y lo que no lo es; en lugar de centrarse en lo que está diciendo la otra persona.

La impaciencia, la impulsividad que lleva a algunos a no permitir que el otro se exprese, que termine a su ritmo sus frases.

La pasividad, personas que tienden a dar siempre la razón, faltos por tanto de una capacidad de intervención activa y confrontadora en el momento oportuno.

La tendencia a predicar, a exponer pequeños "sermones" , que buscan que el otro les otorgue la razón y que se sumen a su particular criterio.

Una buena escucha reporta múltiples beneficios no solo al que escucha, también a quien es escuchado:

Eleva la autoestima del que habla, al hacerle sentir que lo que dice es importante.
Se minimizan los riesgos de conflicto debido a las malas interpretaciones en la comunicación.
Se aprende.
Se desarrolla la empatía, ya que quien escucha se identifica con los sentimientos e intereses de su interlocutor.
Además, las personas que escuchan con atención proyectan una imagen de respeto y de inteligencia.

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4 comentarios:

Flautista de Neón dijo...

Escribes unos posts muy acertados, Carmen, y me sorprendes cada día con los artículos que escribes.

Si hay una frase que me caracteriza es aquella que dice: "Soy todo oidos". Y eso se debe a que me gusta ESCUCHAR a las personas. Es una habilidad que he desarrollado a lo largo de mi vida, y ahora sé escuchar con comprensión, sin distraer mi atención en otros temas. Esto,... es la causa por la que tanta gente me aprecie, y son muchas personas.

Un abrazo, Carmen. Me gusta "escuchar" tus posts, jejeje,...

Pluvisca dijo...

"Escuchar", ¡¡¡qué difícil!!!, recuerdo que yo tenía y tengo fama de saber escuchar, pero cuando hice Gestalt ,me di cuenta, que me faltaba mucho...hay que dar espacio al otro, dejar entrar lo que nos dice y escuchar lo que eso nos provoca a nosotros, y sólo depués, responder.

Estoy segura que si escucharamos de verdad, la vida iría mucho mas fluida.

Un besazo mi niña

Carmen dijo...

Gracias Flautista, escribo sobre lo que me interesa , por unos u otros motivos.
Me alegra saber que a ti también te interesan.

Creo que también sé escuchar, aunque todavía me falta mucho por aprender, pero como la teoría la conozco, todo es cuestión de práctica.

Besos.

Hada Azul dijo...

A mi me encanta escuchar...pero no hablar sin embargo ya que nunca me escuchan,a la mayoria de la gente le cuesta bastante...al menos a los que yo conozco....:(