martes, 10 de marzo de 2009

Consumir felicidad


Reflexionando sobre la felicidad he llegado a la conclusión- "mi conclusión", por supuesto- de que se ha convertido en un bien más de consumo, de esos que entran en nuestra cotidianeidad sin habernos percatado tan siquiera de cuándo llegaron y cómo y por qué se hicieron imprescindibles.

Entre los recuerdos de mi infancia y juventud no hay planteamientos de felicidad en mis padres, tios...y mucho menos en mis abuelos.
Les vi alegres o preoupados, sonrientes o disgustados según las circunstancias, pero siempre con buena disposición y mucho esfuerzo para seguir adelante, para resolver las adversidades, sin plantearse siquiera si eran felices cuando todo parecía sonreirles o infelices en esos tiempos donde todo era trabajo y esfuerzo, sin apenas tiempo para el ocio y mucho menos para el "enriquecimiento personal"

Sin embargo, nuestra sociedad se empeña machaconamente en recordarnos la necesidad de alcanzar un objetivo en nuestras vidas: la felicidad.

Anuncios en prensa, radio, tv... nos apremian a encontrarla, a traves de cuñas publicitarias vemos a familias unidas por la felicidad que les da poder consumir unos bienes materiales; revistas y libros- muchos libros- de autoayuda nos impulsan hasta nuestro objetivo; medicamentos y profesionales nos ayudan con nuestros miedos y angustias ante la falta de resultados; frases, proverbios, citas... se han convertido en los slogan de nuestros dias.
Todo nos empuja hacia la felicidad.

Y sin embargo, cada día nos sentimos más insatisfechos con nosotros mismos y con nuestro entorno.
La angustia nos asola porque nos parece que no logramos alcanzar lo que por derecho pensamos que nos pertenece.
La sensación de fracaso es una constante, fruto seguramente de ese afán perfeccionista que nos hemos impuesto para con nosotros y para los nuestros.
El miedo nos hace rebuscar en el pasado y temer al incierto futuro, impidiendonos saborear el único tiempo sobre el que tenemos certeza, el presente.

Y bajo todo ello subyace la curiosa paradoja que supone la falta de unanimidad en la definición de felicidad. ¿Qué es en realidad la felicidad?

¿Es una utopía, un derecho, una meta, una motivación...? ¿Sí ni siquiera sabemos cómo es, por qué es nuestro principal objetivo?
¿No seriamos más felicides si ni tan siquiera nos plantearamos si lo somos o no; sí nos limitaramos simple y llanamente a vivir... a vivir de la mejor forma posible, con sentido común y una actitud positiva ante las situaciones que se nos vayan planteando?

Tal vez la respuesta está en nuestro interior. Preguntemonos si estamos satisfechos o no con nuestra vida.


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5 comentarios:

Tita dijo...

Supongo que cada sociedad busca de lo que carece. Creemos que carecemos, y ese es, para mí, el error de base.

Porque nos venden que tenemos que tener muchas cosas, porque tenemos derecho a ellas ¿y eso?

Y asumimos unos mínimos que se han hecho máximos más de lo que buenamente podemos tener, y nos sentimos inferiores y desgraciados.

Mis abuelos nunca sufrieron por no tener un coche, o por no veranear en la playa. Sólo la conocieron de pasada, en Barcelona y huyendo de la guerra.

Nos venden que todos, seamos como seamos, tenemos derecho a lo mismo (no hablo de cosas básicas) y nos lo creemos. Nos creemos que tenemos derecho a una segunda residencia en la playa o en la montaña, y a un viaje de lujo cada año.

Y nos venden eso y nosotros no nos planteamos que cada uno tenemos nuestro lugar con lo que tenemos en la mano y lo que estamos dispuestos a conseguir.

Nos venden que desde 0 podemos pasar a 100...pero ojo, nos creemos que no hace falta pasar por 25, ni por 50, ni por 75. Directamente, todos tenemos derecho a pasar a 100.

Eso en cuanto a lo material, porque la única forma de ser feliz con lo que se tiene o lo que se quiere conseguir, es dedicando todos los esfuerzos a desarrollarse...pero interna, personal e intimamente.

Entonces es cuando nos daríamos cuenta de que el resto...simplemente no nos hace falta.

Besitos

Pluvisca dijo...

Asi es Carmen, en una sociedad de doble mensaje, de doble moralidad, encontramos a seres con una vela persiguiendo una felicidad que saborearian, tan solo si se miraran por dentro.

Ya lo dice la leyenda, los dioses escondieron la felicidad en nuestro interior para que no la encontraramos...

Un abrazo

Azul. dijo...

Me ha hecho recordar tu reflexión algo que decía mi padre a menudo, y con lo que no estaba ni estoy de acuerdo, pero que él tenía asumido "en esta vida venimos a sufrir, quitando algunos (pocos)momentos felices.
Creo que era un planteamiento muy drástico, quizás como también lo es ahora, querer ser felices a toda costa. Creo que el ser feliz "está" en la persona. Según quien sea, tenga lo que tenga o con quien cuente, jamás será feliz, en cambio otros con poca cosa, se sentirán llenos.

A veces creo, que deberíamos pensar menos, preguntarnos menos, y simplemente vivir más, lo que tenemos.

Flautista de Neón dijo...

La felicidad, esa tan deseada sensación interior.

El secreto está en saber vivir las vida,con plenitud, y sentirla viva.

No es difícil alcanzarla, pero cuesta llegar a ella.

Te deseo un feliz día, Carmen.

Carmen dijo...

Tita,

Suscribo todas tus palabras, nos han hecho creer - y nos es fácil creer- que tenemos todos los derechos a poseer, cuanto más, mejor. Pero solo en lo material, porque cada vez se dá más importancia a lo material y menos al enriquecimiento cultural, intelectual,espiritual, etc -que parecen bienes de segunda categoría-
En nuestra sociedad cuenta lo de "tanto tienes, tanto vales"...y "el todo" cada vez es más inabarcable, de ahí derivan tantas frustraciones y ansiedades.

Pluvisca,

Pero no la debieron esconder demasiado bien, porque si miramos bien es fácil encontrarla. Lo malo es que muchas personas no se conforman con lo que encuentran en su interior y ambicionan más y más; y claro, "la avaricia rompe el saco", y el resultado es infelicidad e insatisfacción.

Azul,

Me alegro que mi escrito te recordara a tu padre, pero mi escrito es optimista. Yo creo que venimos a este mundo a ser dichosos y a saborear los placeres de la vida, otra cosa es que el sufrimiento se cruce en ese camino.

Mi planteamiento es ese, no pensar si somos o no felices. Plantearnos tan solo vivir y exprimir todo lo bueno de esa vida.

Flautista de Neón,

Sensación interior de estar viviendo la vida con plenitud. Estupenda definición de "felicidad"

Gracias amig@s, vuestra amistad es parte de mi felicidad.

Un fuerte abrazo.